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San Martin De Purré : El pueblo donde el santo trabaja en la mina. Por :Yency Moreno Martínez

San Martín de Purré, corregimiento del municipio de Atrato en el departamento del Chocó, Colombia, fue fundado en el año 1920. Las primeras familias que se establecieron en esta comunidad fueron de los apellidos Pino, Córdoba, Mosquera y Moreno, provenientes de localidades cercanas como Condoto, Beté, Samurindó y La Troje. Actualmente, San Martín de Purré es reconocido por su producción agrícola, especialmente de plátano, y forma parte del título colectivo del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (ACIA). Además, se encuentra dentro del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Selva Pluvial Central Las Siete Sabias – Esperanza de Vida, un área protegida que abarca más de 30.000 hectáreas entre los municipios de Quibdó y Atrato. La minería es hoy en día una de las fuentes de ingresos de por los menos el 90% de los pocos habitantes de pueblo, mismos que han educado a sus hijos gracias a esta practica tan dañina para el medio ambiente pero necesaria para su supervivencia. La Iglesia De San Martín
Una de las propiedades mas importantes del pueblo para sus habitantes es la iglesia, un lugar sagrado y cuidado por los ancianos mayores del pueblo, ahí están los santos como Divino niño, Santa maría y San Martín De Porres, a los que sus habitantes son muy devotos, piden milagros y regalan ofrendas. Al ser un pueblo la iglesia se ha visto un poco deteriorada con el paso de tiempo, pero, sus habitantes no dejan de buscar recursos para mantenerla en pie. La Historia de San Martin De Porres
Cuentan los ancianos del pueblo que el Santo San Martín de porres posee una gran vocación de servicio a los pobres, enfermos y marginados. Cerca de la iglesia se encuentra una quebrada llamada “Cachupí” un lugar casi sagrado para los san martineños pues según sus creencias el santo se va a trabajar minería todas las mañanas a esa quebrada y regresa en las tardes a posarse en su altar en la iglesia, es por eso por lo que sus más fieles creyentes no dejan ingresar a nadie en las horas de la tarde a la iglesia, pues esto supone un gran pecado, y molestar al santo que les ayuda con sus pesares y problemas no es una opción. San Martín de porres no es solo una figura de cera, para el pueblo este posee un gran poder y es por ello por lo que está prohibido tocarlo, pues aseguran que tocarlo supone la perdida de la mano. Ismael Pino, era el hijo mayor de la señora Doralina Pino, un joven que según las historias que cuentan los mayores, era alguien grosero e incapaz de seguir a la autoridad. Un día el niño enojado entró a la iglesia donde su madre estaba arrodillada y este furioso por que su madre no lo dejaba ir a nadar al rio crecido renegó de sus creencias y partió la mano derecha del santo, su madre horrorizada intento remediarlo, pero no contaba con las herramientas, horas mas tardes Ismael comenzó con dolores insoportables en la misma mano que había perdido el santo, sin explicación aparente al día siguiente no podía mover la mano. El joven vivió 45 años, según familiares y lo que cuentan en el pueblo el chico murió con la mano inmovilizada. Es por ello por lo que jamás se debe tocar al santo y menos ofenderlo. ¿Cómo Se Llega Al Pueblo? Existen dos formas de llegar al pueblo, una es desde Pacurita, donde se debe coger camino y después de caminar unos 6km estaríamos llegando al cementerio del pueblo. La otra es vía acuática, se embarca en el puerto conocido como “El Desecho” en un bote y unas dos horas después rio arriba estarían llegando al pueblo en donde los recibe un gran letrero que dice “Bienvenidos a San Martin De Purré”, un perro que siempre esta ladrando a los recién llegados y el hermoso verde de la selva que lo envuelve. Sus Casas y Habitantes
San Martín de Purré es un pueblo relativamente pequeño, en donde todos sus habitantes se conocen y comparten grandes aventuras. Tiene alrededor de unas 60 casas, una escuela y una iglesia, un lugar que atesora la vida de muchas generaciones y el paraíso perfecto para desconectar del caos de la ciudad. Hoy cuenta con muy pocos habitantes, la mayoría tuvo que emigrar por la falta de oportunidades para ellos y sus hijos, pues en el pueblo solo pueden estudiar a sus hijos hasta 5° grado, hoy no se cuenta con docentes y mucho menos un hospital. El Cementerio El cementerio del pueblo es uno de los lugares más sagrados para los habitantes, ahí descansan miembros de su familia que ni siquiera llegaron a conocer pero que han escuchados sus historias. Queda en la parte trasera del pueblo pasando una quebrada llamada “Agua Clara” lugar que desgraciadamente ha sido azotado por la minería, causando que muchas tumbas terminen desechas y otras se las lleve el rio. Todos los habitantes del pueblo quieren ser enterrados en la tierra que los vio nacer, es por ello por lo que no importa donde vivan, siempre vuelven a su tierra natal, en donde descansan grandes familias, incluido mi padre.
Visitar San Martín de Purré no es solo un viaje geográfico, es una travesía al corazón profundo del Chocó, donde la naturaleza, la historia y el alma de un pueblo se entrelazan como los ríos que cruzan su territorio. Aquí, la gente es noble y generosa. En cada saludo hay una sonrisa, en cada casa un plato compartido, y en cada mirada la fuerza de una comunidad que, a pesar de las adversidades, se mantiene firme, solidaria y orgullosa de sus raíces. En San Martín de Purré, la tierra canta. Las montañas verdes abrazan el corregimiento, los árboles centenarios susurran historias al viento, y los ríos, que alguna vez llevaron oro en sus entrañas, ahora siguen siendo fuentes de vida y memoria. Esta es una tierra rica, no solo por su oro y su historia minera, sino por la siembra fértil que alimenta a su gente y al espíritu: el plátano, la yuca, los frutos del monte. Aquí las tradiciones no han muerto, viven en los cantos, en las danzas, en las recetas ancestrales, y en la forma sabia y sencilla de convivir con la naturaleza. Es un lugar donde el tiempo tiene otro ritmo, uno más humano, más conectado con lo esencial. San Martín de Purré no se recorre solo con los pies, sino con el corazón. Porque al irse, uno no se lleva solo recuerdos, sino también enseñanzas: de resistencia, de alegría, de dignidad. Estudiante Programa de Comunicación Social y Periodismo IV Nivel ,Quibdó junio 4 de 2025

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